Guion: Fabcaro– Dibujos: Didier Conrad
Editor: Les Éditions Albert René / Salvat
Primera edición en formato álbum: 26 de octobre de 2023
«Para iluminar un bosque basta que florezca un lirio«, podemos leer en la aventura número 40 de Astérix y Obélix. ¡Esperamos que la sonrisa vuelva al rostro de Abraracúrcix! ¿Qué le habrá pasado a nuestro jefe galo favorito? ¿A qué viene ese ceño?
La reseña de los druidos del álbum
Fabrice Caro, guionista de El Lirio Blanco, nos desvela algunos de los secretos de este cómic de título enigmático.
«El Lirio Blanco» es el nombre de una nueva corriente de pensamiento positivo procedente de Roma que comienza a extenderse por las principales ciudades del Imperio, desde la capital hasta Lutecia.
César decide que ese método puede tener un efecto benéfico en los campamentos romanos que rodean la famosa aldea gala, pero los preceptos de esa escuela llegan también a los lugareños que se cruzan en su camino… ¡La plancha que se publicó en diciembre da una idea de cuáles son sus efectos!
Buscaba un título que siguiera la línea marcada por Goscinny y Uderzo, que a menudo encarnaban el tema de cada álbum en un objeto físico o una persona (Astérix y el caldero, El adivino, La gran zanja, El escudo arverno, La hoz de oro…). Aquí, el lirio es símbolo de benevolencia y plenitud, o al menos eso es lo que esperamos…
El Lirio Blanco: una flor muy especial
Laurence Gossart, doctora en Artes de la Universidad Paris I Panthéon-Sorbonne
¿Cuál es la historia del lirio?
El lirio apareció en el Cretácico, un periodo que terminó hace sesenta y seis millones de años. Es una flor pequeña pero de gran valor. Es uno de los símbolos
egipcios, asociado especialmente a Horus, el dios del cielo. El lirio pertenece al género «iris» e Iris era una diosa griega favorita de Hera, pues solía entregar buenas noticias. Iris viajaba a la Tierra desplazándose precisamente sobre el arcoíris.
Hay muchas variedades de lirios y de iris: las más famosas son el iris alemán (iris germanica) y su variedad florentina (iris florentina). Este último, blanco, es el lirio del título y el que se encontraba por todo el Mediterráneo en la antigüedad. Ese sería el que conocerían y usarían los griegos y los romanos. Más tarde, en el siglo vi, Clodoveo I, rey de los francos, haría de esta flor el símbolo que se conoce hoy como la flor de lis. Luis VII de Francia la incorporaría a su escudo en el siglo xi y a partir de entonces la flor de lis se consideró el emblema de los reyes de Francia. Quinientos años más tarde pasó a formar parte del escudo de la dinastía Borbón como un campo de flores de lis doradas sobre fondo blanco.