El nerviosismo reina en la aldea: Asurancetúrix ha decidido participar en el famoso Concurso de Bardos Galos con la intención de llevarse el premio gordo: el Menhir de Oro.
Para protegerlo durante la competición, que es seguida de cerca por los romanos, Astérix y Obélix lo acompañarán con un solo objetivo: no quitarle ojo de encima, aunque eso signifique perder una oreja.